Blog de Polestar Pilates
Pilates y fisioterapia ¿amor u odio? – Parte I
Hoy 25 de Octubre es el Día de la Fisioterapia en la Comunidad de Madrid. Desde la nuestra, la comunidad de pilateros, no podemos estar más que agradecidos al colectivo científico en el que están incluidos muchos fisioterapeutas, por los avances y descubrimientos en los campos de la biomecánica, la fisiología, la anatomía, la neurociencia, el control motor y los factores psicosociales, entre otros.
Aunque en ocasiones (y no sin razón) los fisioterapeutas acusan a los pilateros de excederse en sus competencias, estoy convencido de que la Fisioterapia y el Método Pilates son dos disciplinas que tienen más sinergias que desencuentros.
Los pilateros tenemos que empezar haciendo autocrítica de la propia comunidad de profesores de Pilates. En mi opinión es necesario aumentar el nivel de profesionalidad y preparación de los instructores, conocer y respetar nuestro campo de práctica y elevar nuestro código ético. Es la única manera de evolucionar como colectivo y ganarse el respeto de los profesionales sanitarios para que nos consideren profesionales útiles y competentes para conducir programas de post-rehabilitación o fitness.
Elevar el nivel de profesionalidad y conocimiento
La falta de regulación en el ámbito del método Pilates y su popularidad ha favorecido la proliferación de instructores con una formación limitada tanto en Pilates como en ciencias del movimiento. Actualmente la única organización internacional que propone una estandarización de los niveles de conocimiento y calidad entre los pilateros es la PMA. En mi opinión, lo estándares de la PMA en cuanto a conocimiento del diseño y la función del cuerpo humano podrían ser más exigentes, pero por lo menos existe una base y un punto de partida sobre el que mejorar.
Joseph Pilates fue un auténtico revolucionario en su época. Su conocimiento del cuerpo humano y su comprensión del movimiento cada día me sorprenden más. Creó aparatos con el objetivo de enriquecer las opciones terapéuticas de su método y lo mantuvo en constante evolución hasta el final de sus días. Pero aún así, y con todo el respeto hacia Joe, Pilates estaba equivocado en alguna de sus premisas y han tenido que pasar décadas para que la ciencia empiece a vislumbrar el funcionamiento óptimo y eficiente del cuerpo humano.
Por ejemplo, Joseph Pilates pensaba que la columna plana era la ideal y por ello desarrolló muchos ejercicios que incluían flexión lumbar. Ahora sabemos que la columna vertebral necesita su forma de bi-curva y que es esencial preservarla. También defendía la idea de mantener activado el «powerhouse» (musculatura abdominal y pélvica) durante la mayor parte del tiempo como base para la actividades de la vida diaria. También ahora podemos afirmar que activar consciente y constantemente los músculos abdominales, impide la pre-activación de los músculos estabilizadores profundos del tronco.
Estoy seguro que Joseph Pilates hubiera seguido evolucionando su método de seguir vivo, la manera en la que estudió la anatomía humana, creó equipamiento y ejercicios y practicó consigo mismo y sus clientes lo demuestra. Por todo esto defiendo la idea de que un buen profesor de Pilates tiene que seguir aprendiendo durante toda su carrera y aprovechar los avances científicos para mejorar su práctica y aumentar el nivel de seguridad y eficacia del método. Se lo debemos a Pilates, ya que él no tuvo la oportunidad de acceder a tantos conocimientos sobre el movimiento humano como los que tenemos ahora.
Solo sé que no sé nada» o «cuánto más sé, más me doy cuenta de lo poco que sé» son frases que se pueden atribuir a profesionales con gran experiencia y conocimiento.
El estudio te aporta humildad porque te permite ver la imagen global y darte cuenta de que hay profesionales por el mundo que saben infinitamente más que tú en todos los temas en los que tú te crees que sabes algo. El problema principal de los profesores poco preparados es el contrario: [strong]La ignorancia nos hace creer que sabemos mucho. [/strong]El no entender por qué tienen éxito tus entrenamientos puede llevarte a creer que eres un superdotado, tocado por la mano de Dios y que tienes un don como profesor de Pilates. He conocido muchos profesores de Pilates que piensan así y estos son los más peligrosos para sus alumnos. «Cuanto menos sé, más que creo que sé».
Respetar el campo de práctica
Este punto es fundamental dentro de la formación de Polestar Pilates. Durante todas sus formaciones y en todos los lugares del mundo, [strong]un formador de Polestar siempre inculcará en sus alumnos la responsabilidad de mantenerse dentro del campo de práctica de los pilateros [/strong]y no atender los casos que se encuentren fuera de nuestras competencias.
La PMA sí que ha hecho un gran trabajo al determinar las , el problema es que en numerosas ocasiones o no se conocen, o no se respetan.
Si analizamos nuestro campo de práctica, un profesor de Pilates siempre debe respetar lo siguiente:
Conocer las necesidades y objetivos del cliente.
Conocer las contraindicaciones del método.
Promover el ejercicio para mantener la salud general.
Utilizar una comunicación verbal y no verbal adecuada para la consecución de los objetivos del cliente.
Derivar, apoyarse y colaborar con los profesionales sanitarios.
Hasta que el 100% de los profesionales de Pilates respete estas indicaciones, recibiremos críticas más o menos justificadas de otros profesionales y estaremos poniendo en riesgo nuestra supervivencia como colectivo.
Un profesor de Pilates debe saber evaluar el movimiento acorde a los principios de Pilates, debe saber utilizar los ejercicios del método para acondicionar y prevenir lesiones y debe saber re-evaluar los progresos. Si los profesionales entienden por qué funciona Pilates, se darán cuenta que estas competencias son más que suficientes para conseguir los objetivos.
Código ético
La PMA también establece un código ético para los profesores de Pilates que considero fundamental respetar. Además de las establecidas por la PMA, en mi opinión es fundamental no utilizar el miedo para retener o fidelizar a los clientes.
En muchas ocasiones, los profesores de Pilates tienden a utilizar o incluso fomentar creencias en los alumnos que lejos de protegerles, les hace dependientes. Sé que en la inmensa mayoría de los casos esto se hace de forma inconsciente y bienintencionada, por ello quiero sacarlo a colación en este post.
Cada vez que utilizamos frases de tipo «si no vienes a Pilates te volverá a doler la espalda», «no hagas deporte porque te harás daño», «hasta que no mejores tu postura te va a doler la espalda», «tus abdominales están débiles y por eso tienes dolor lumbar», «es necesario que hagas ejercicio bajo mi supervisión», etc. estamos desarrollando creencias negativas de dependencia que condicionan la recuperación de personas que sufren o han sufrido de dolor crónico y que inevitablemente ya presentan factores biopsicosociales que reducen la posibilidades de éxito en su recuperación.
Aunque se haga con la intención de proteger, una de nuestras misiones como profesores de Pilates es aumentar la autoconfianza y autonomía de los alumnos que han sufrido dolor durante un lapso de tiempo importante. Nos tenemos que asegurar de que disponen de un nivel físico suficiente para vivir sus vidas de la manera en la que la quieren vivir y eso, muchas veces, choca con nuestra exigencia de perfección o simetría que a veces exigimos en Pilates. Muchas de las premisas que planteamos en Pilates como fuentes de problemas musculo-esqueléticos (postura, fuerza abdominal, simetría, etc.), no siempre son la causa de los problemas y las investigaciones científicas así lo están corroborando. Nosotros como profesores de Pilates también tenemos creencias que nos limitan y de nuevo somos nosotros los que debemos seguir evolucionando para convertirnos en profesionales más competentes y eficientes.
Qué importa si una hemipelvis está un poco más elevada que otra, o si existe una pequeña escoliosis, o si el pie prona, o si un hombro se mueve distinto del otro… En la inmensa mayoría de los casos estas adaptaciones son normales y no son fuente de ningún dolor. Asegúrate que esa persona puede caminar, agacharse, alcanzar y desplazar pesos, correr, saltar… y es muy probable que esa persona no tenga dolor y mantenga su nivel de funcionalidad necesaria para su vida cotidiana.
[welcome_box] Ese es nuestro objetivo comoprofesores de Pilates, mejorar el movimiento y la calidad de vida de nuestros alumnos fuera de la clase de Pilates. Tenemos que asegurarnos que lo que nuestros alumnos aprenden en clase se lo puedan llevar y aplicar en su vida diaria. [/welcome_box]
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Fotografía bajo licencia Creative Commons del Flickr de Paloma A. Rojas