Blog de Polestar Pilates
Pilates para sobrevivir a un mundo rápido que no se mueve
Hay muchas personas que llegan al Pilates profesional buscando crecer en su profesión relacionada con la actividad física. Otras personas deciden tomar este camino buscando un cambio en su vida, una nueva profesión que les permita ganarse la vida haciendo lo que les gusta, fuera de una oficina o de cualquier otro trabajo sedentario.
Algunos profesionales de Pilates, instructores cualificados, decidieron acercarse al método porque buscaban la felicidad a través de la salud y ambas gracias, en gran parte al movimiento, como Ana Marzo Nielsen, quien hoy nos cuenta su historia:
Testimonio de Ana Marzo Nielsen, instructora de Pilates
Dos son los principales motivos que me han llevado a cambiar la orientación de mi carrera profesional y convertir el movimiento en mi vida:
El primero, es mi pasión por el movimiento desde muy pequeña. Tuve la gran suerte de crecer en plena naturaleza y mi tiempo libre consistía en trepar a los árboles, caminar descalza por la hierba, contemplar el bosque en cada estación del año e ir en bicicleta al colegio. A pesar de haber practicado deporte siempre, lo que de verdad me gusta es moverme sin ningún motivo especial y sentirme conectada a la tierra y a la naturaleza.
Con el paso de los años, la vida laboral y la maternidad, el tiempo que podía dedicar al aire libre se iba reduciendo. Esto me hacía sentir cada vez menos viva y tenía la sensación de hacer cualquier tarea de una manera mucho menos eficiente; pero pensé que todos los adultos pasábamos por el mismo proceso y que había que aceptarlo como parte de la vida.
Desde mi infancia, mi padre me preparó para ser una mujer de negocios pero, sin embargo, dónde más aprendí fue en nuestras caminatas interminables y viajes a lugares donde la naturaleza te dejaba sin respiración. Después de casi veinte años dedicándome a algo para lo que no nací, he decidido dar un giro a mi vida y apostar por lo que de verdad mueve mi mundo.
El segundo motivo es vivir en un mundo que cada día entiendo menos. Me da la impresión de que la “evolución humana” se ha convertido en sobrevivir a un mundo que va demasiado rápido donde los humanos se mueven cada vez menos.
A mi parecer, vivimos en un mundo enfermo por la falta de movimiento en el que es más importante estar disponible las 24 horas sin importar la calidad de lo que comemos ni el tiempo que dedicamos a cuidar el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestros días, nuestro cuerpo. Como madre de dos niñas, me parece importante transmitirles la importancia del movimiento y que gracias a ello el ser humano ha sobrevivido y ha llegado donde está. Considero primordial que se sientan libres de moverse en el mundo que les ha tocado vivir y que se sientan en sintonía con la tierra que pisan sus pies. Me entristece vivir en un mundo en el que muchos niños no saben montar en bicicleta o aprenden antes a manejar un dispositivo tecnológico que a lanzar un balón o cortar su propia comida.
Nos quejamos de que nunca tenemos tiempo para nada, pero tal vez todo sería más sencillo si priorizáramos lo verdaderamente importante en una realidad cada vez más virtual, que promete hacernos el día a día más fácil con un sinfín de aplicaciones. Cuánto más pasa el tiempo, más convencida estoy de que nos estamos convirtiendo en espectadores de nuestras propias vidas y no en los verdaderos protagonistas. Vivir el momento presente conscientemente se ha convertido en una tarea muy complicada para muchos humanos.
Por estos motivos, he decidido dedicar mi vida al movimiento y ser fiel a mis convicciones y a lo que me identifica.
Cuando decidí hacer la formación Pilates, tenía claro el tipo de escuela que buscaba. No me interesaba una filosofía rígida en la que los ejercicios estuvieran predeterminados de una única manera. El mayor atractivo que veo al Pilates y lo que me fascinó, es su adaptabilidad a toda la población; tanto personas mayores como mujeres embarazadas, niños o personas con dolencias pueden practicarlo, así que la idea de una escuela con una visión muy restringida de Pilates no me interesaba.
En Polestar tienen un concepto de Pilates muy amplio, ya que no sólo te enseñan las bases del método, sino que te hacen comprender el movimiento en toda su amplitud. Esto te prepara para ser un profesional que puede evolucionar y seguir progresando, ya que el abanico de posibilidades es infinito cuando manejas todos los elementos presentes en el movimiento.
El nivel de exigencia es alto, pero siempre dentro de un ambiente cálido y con un equipo docente extraordinario. Es una escuela para personas que buscan dar lo mejor de sí y tienen claro que uno no puede convertirse en instructor de Pilates en un fin de semana. En Polestar he conocido personas admirables a nivel humano y profesional de las que estoy segura, podría aprender algo nuevo cada día.
Ana Marzo Nielsen
Instructora de Pilates #SoyPolestar
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