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Las causas reales del dolor crónico

Mucho ha cambiado el paradigma del dolor crónico en los últimos años. Parece que finalmente empieza a permear el mensaje de que «el dolor no significa siempre que haya daño en los tejidos» y ya no parece descabellado hablar de los factores contextuales, ambientales, psicológicos y sociales como los mayores predictores de cronificación de dolor.

 

Podemos decir que la mejor manera de gestionar y de entender como ayudar a una persona que se encuentra en una situación de dolor lumbar crónico o persistente, es tratar de comprender como se interrelacionan todos los factores que influyen en el cuadro de dolor. En lo que en el ámbito biomédico se denomina el modelo biopsicosocial.

 

En este artículo vamos a tratar los aspectos fundamentales de cada factor que influye en este modelo, y cómo se relacionan entre sí.

 

 

FACTORES GEnÉTICOS

 

Es importante tener en cuenta que ningún factor aislado va a ser el único que contribuya al desarrollo de un cuadro de dolor crónico. Como ya hemos comentado anteriormente, el desarrollo del dolor crónico generalmente es multifactorial, y factores ambientales, biológicos, psicológicos y sociales desempeñan un papel muy importante.

 

Dicho esto, la genética puede ser en algunos casos un factor significativo en el desarrollo de dolor crónico. Hay evidencia creciente que sugiere que ciertas variaciones genéticas pueden influir en la forma en que las personas experimentan y procesan el dolor. (Diatchenko, 2006).

 

Existen genes específicos que pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico. Por ejemplo, se han identificado variantes genéticas en genes relacionados con la función de los neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, que podrían afectar la forma en que se transmiten las señales de dolor en el sistema nervioso central. (Nielsen, 2012).

 

Además, los genes involucrados en la respuesta inflamatoria también pueden desempeñar un papel en el dolor crónico. Las variaciones genéticas en estos genes pueden influir en la forma en que el cuerpo maneja la inflamación y, por lo tanto, afectar la respuesta al dolor.

 

Por tanto, la interacción entre los factores genéticos, ambientales y psicosociales puede determinar si una persona tiene un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico y cómo responde a los tratamientos. (Nielsen, 2009).

 

FACTORES PATOANATómicos

 

Los factores patoanatómicos también pueden tener una influencia significativa en el desarrollo del dolor crónico. Estos factores se refieren a patologías o alteraciones físicas que pueden contribuir a la persistencia o exacerbación del dolor a largo plazo.

 

Es importante reseñar que según la evidencia científica disponible, solo en un 5%-15% de los casos, se puede relacionar directamente un hallazgo en una imagen diagnóstica como causa principal del dolor. (Dillingham, 1995).

 

Por esto mismo no podemos decir que todas la patologías del sistema locomotor son susceptibles de producir dolor crónico, sin embargo, una mala gestión de la fase aguda del dolor o el desarrollo de creencias o comportamientos desadaptativos, pueden favorecer la exacerbación del dolor y la presencia de síntomas dolorosos más allá del periodo de curación habitual de los tejidos.

 

Entre las situaciones más frecuentes por las que un trauma o enfermedad sea la causa de dolor se encontrarían:

 

  • Lesiones o traumas: Una lesión aguda, como un accidente automovilístico o una caída, puede provocar daño a los tejidos y desencadenar una respuesta inflamatoria. En algunos casos, esto puede resultar en dolor crónico debido al desarrollo de creencias negativas, mala gestión de la situación, a la persistencia de la inflamación o a la formación de tejido cicatricial.
  • Enfermedades degenerativas: Condiciones como la osteoartritis, enfermedades degenerativas del disco o cuadros reumáticos como la artritis reumatoide pueden generar dolor crónico.
  • Factores estructurales: La presencia de malformaciones o anormalidades estructurales en el cuerpo, como la espina bífida, también puede ser causas que cursen con dolor crónico.

 

De nuevo insisto en la idea principal del artículo, los factores patoanatómicos influirán en el desarrollo y la persistencia del dolor crónico, especialmente cuando interactúan y se retroalimentan con otros factores, como los genéticos, psicológicos y sociales. 

 

FACTORES NEUROFISIOLógicos

 

Los factores neurofisiológicos sin duda juegan un papel crucial en el desarrollo del dolor crónico. Nos referimos a alteraciones en el sistema nervioso que pueden contribuir a la persistencia y amplificación del dolor a largo plazo.

 

Este tema es inmenso, pero a modo de introducción, los procesos que señalamos a continuación son probablemente los más comunes en el desarrollo del dolor crónico:

 

  1. Sensibilización central: La sensibilización central es un proceso en el cual los circuitos neuronales en el sistema nervioso central se vuelven más sensibles a los estímulos dolorosos. Esto puede resultar en una mayor respuesta al dolor y una amplificación de la señal dolorosa.
  2. Plasticidad neuronal: La plasticidad neuronal se refiere a la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y función en respuesta a estímulos y experiencias. En el caso del dolor crónico, la plasticidad neuronal puede dar lugar a cambios duraderos en la conectividad y la actividad de las redes neurales relacionadas con la percepción del dolor, lo que contribuye a la cronicidad del dolor.
  3. Desregulación de los sistemas de modulación del dolor: El sistema de modulación del dolor, que incluye los sistemas opiáceos endógenos y otros mecanismos de inhibición del dolor, puede estar alterado en el dolor crónico. Esto puede resultar en una disminución de la capacidad del organismo para regular y controlar el dolor, lo que contribuye a su persistencia.
  4. Cambios en la transmisión de señales dolorosas: En el dolor crónico, puede haber alteraciones en la transmisión de las señales dolorosas a lo largo de las vías neurales. Esto puede implicar un aumento en la excitabilidad de las neuronas sensitivas, una mayor liberación de neurotransmisores relacionados con el dolor y cambios en la respuesta de los receptores de dolor en el sistema nervioso periférico y central.

 

Aunque solemos buscar la explicación al dolor en aspectos puramente físicos, especialmente buscando el origen del dolor en patologías o cambios en los tejidos, la realidad es que los factores psico-sociales, son los que generan una mayor correlación positiva con la persistencia del dolor.

 

FACTORES SOCIALES Y CONTEXTUALES

 

Algunos de estos factores de índole social o contextual suelen ser bastante poco intuitivos y suelen permanecer «invisibles». A continuación te detallo tres ejemplos de situaciones que pueden desembocar en un cuadro de dolor crónico y que normalmente no se tienen en cuenta ni por pacientes ni por profesionales sanitarios:

 

  1. Relaciones familiares y sociales: Las relaciones cercanas pueden tener un impacto significativo en el dolor crónico. Un buen apoyo emocional de la familia y amigos puede ayudar a manejar el dolor y a mejorar el bienestar emocional. Por otro lado, si las relaciones son conflictivas o carecen de apoyo, esto puede aumentar el estrés y empeorar el dolor.
  2. Consejo médico: Cuando un médico, como figura de autoridad supuestamente experto en la materia, enfatiza en exceso los posibles efectos secundarios negativos de una actividad física, esto puede generar inseguridad, miedo y ansiedad en el paciente. Estas expectativas negativas pueden tener un impacto real en la experiencia del paciente, provocando síntomas o una percepción agravada de los síntomas existentes. Por supuesto, este efecto negativo no es intencional por parte del médico y probablemente surja de preocupación legítima por la seguridad del paciente. Sin embargo, la forma en que se comunica esta información puede influir en la percepción y la respuesta del paciente.
  3. Compensación emocional: Una persona puede mantener su situación de dolor crónico debido a la atención emocional que recibe de su círculo cercano. Esto se relaciona con el concepto de «ganancia secundaria», y se refiere a los beneficios o recompensas que la persona puede recibir como resultado de su situación de dolor crónico. En algunos casos, la atención emocional y la compasión recibida por parte de familiares, amigos o cuidadores pueden generar una sensación de apoyo y hacer que la persona se sienta escuchada, comprendida y cuidada emocionalmente, lo cual puede ser reconfortante y satisfactorio. Podría darse la situación de personas que encuentran un sentido de identidad en su papel como «persona enferma» o «persona con dolor crónico». Esto puede generar una dinámica en la que el dolor crónico se perpetúa como una forma de mantener la atención, el cuidado y la conexión emocional con su entorno cercano.

 

FACTORES PSICOLÓGICOS

 

La interacción entre la mente y el cuerpo es compleja e influye en la percepción, la intensidad y la duración del dolor. Situaciones como el estrés crónico, la ansiedad, la depresión y especialmente las creencias negativas sobre el dolor pueden amplificar la sensación de dolor y dificultar su resolución.

 

Por ejemplo, el tipo de personalidad de los pacientes es un factor determinante en el pronóstico ante una situación de dolor crónico. Podemos sub-clasificar dos tipos de pacientes en función de su actitud ante la enfermedad: los afrontadores activos o «confrontadores» y los afrontadores pasivos o «evitadores».

 

Los afrontadores activos tienden a enfrentar el dolor de manera directa. Están más dispuestos a reconocerlo y confrontarlo, normalmente buscan estrategias más activas de afrontamiento como buscar información médica, participar en terapias o aprender estrategias que les ayuden a gestionar su dolor. Su enfoque proactivo puede ayudarles a sentir un mayor control sobre su dolor y a tomar medidas para mitigar su impacto.

 

Existen otros afrontadores «excesivamente activos» que tienden a ignorar los síntomas y se niegan a modificar sus comportamientos cuando aparece dolor. Nos referimos a los pacientes que viven su vida bajo el lema «no pain, no gain». Este tipo de personalidad, suele cronificar sus síntomas no por motivos psicológicos, sino por estresar excesivamente sus tejidos de forma continua sin permitir el descanso y la recuperación necesaria.

 

Por otro lado, los pacientes evitadores, también conocidos como afrontadores pasivos, tienden a evitar la toma de decisiones que son necesarias para gestionar su dolor. Muy frecuentemente dejan de hacer actividades que ellos piensan que pudieran desencadenar su dolor y el único tratamiento médico que les interesa es aquel que elimine los síntomas de forma pasiva. Al evitar enfrentarse activamente al dolor y no realizar los cambios en sus creencias, hábitos y comportamientos es más probable que prolonguen su experiencia de dolor y experimenten mayores dificultades para manejarlo.

 

Existen otros factores que sabemos que son clave en el desarrollo de dolor crónico. Los más estudiados por su relevancia clínica son los siguientes:

 

Kinesiofobia: es la sensación de miedo y evitación del movimiento o la actividad física debido al temor de que pueda provocar dolor o empeorar una lesión.

Catastrofismo: es un estado mental pesimista en el que se anticipa lo peor en relación con el dolor o las lesiones. Las personas que experimentan catastrofismo pueden magnificar el dolor, sentir una falta de control y creer que su lesión es irreversible.

Autoeficacia: es la confianza que tienen ciertas personas en su capacidad para acometer con éxito una tarea u objetivo. Es un factor clave en el manejo del dolor, ya que influye en la percepción de control y la adopción de estrategias eficaces para afrontarlo.

Hipervigilancia: es un estado de alerta excesiva y constante hacia las sensaciones corporales, especialmente el dolor. Las personas hipervigilantes están más atentas y son más sensibles a las señales de dolor, lo que puede amplificar la sensación dolorosa.

 

El dolor crónico es un problema de salud complejo que involucra una interacción de factores contextuales, biológicos, psicológicos y sociales. A lo largo de este artículo, simplemente hemos presentado brevemente algunos de estos factores y cómo cada uno de ellos puede contribuir en el desarrollo y mantenimiento del dolor crónico.

 

factores que influyen en el dolor crónico

 

CONCLUSIÓN

 

Espero que, si has llegado hasta aquí, tengas más presente que los factores psicológicos y  las emociones, los pensamientos y las creencias o comportamientos pueden influir en la intensidad y la percepción del dolor. Además, los factores sociales, como el apoyo social, el entorno familiar y las experiencias culturales, también pueden influir en cómo se vive y se maneja el dolor crónico.

 

Es importante reconocer que el dolor crónico no puede ser abordado de manera aislada, sino que requiere un enfoque multidisciplinar que tenga en cuenta todos estos factores interrelacionados entre sí. Los profesionales de la salud  y los propios pacientes deben considerar no solo los aspectos biológicos y físicos del dolor, sino también los factores psicológicos y sociales que influyen en la experiencia del paciente.

 

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