Blog de Polestar Pilates
Back in Control por Brent Anderson
Si observamos las últimas estadísticas, éstas establecen que 8-9 de cada 10 personas sufren o sufrirán dolor lumbar en su vida adulta y que el 20% de ellas no mejorarán nunca, por tanto no es sorprendente que en Estados Unidos se gasten más de 200.000 millones de dólares al año en tratamientos sólo para la columna lumbar. El dolor de espalda es el segundo motivo más común de visita al médico tras el resfriado común.
El dolor lumbar es un problema en el que influyen muchos factores, aparte de los huesos, ligamentos y músculos; el agotamiento, las estrategias de movimiento incorrectas, los malos hábitos posturales y la depresión contribuyen al aumento del dolor lumbar.
¿Como conseguimos la «vuelta al control»?
Actualmente el tratamiento principal del dolor lumbar está basado en la medicina alopática (occidental) que consiste en diagnóstico por imagen (Rx, RMN, etc.), medicación, fisioterapia y cirugía. En ocasiones, cuando el tratamiento alopático no funciona, se recurre a técnicas alternativas y complementarias (acupuntura, terapias manuales, Pilates, Yoga, etc.) Cada año aumenta el número de personas que recurren inicialmente a los tratamientos alternativos. Tanto la medicina alopática como la alternativa tiene su espacio en el tratamiento del dolor lumbar, lo importante es saber cuándo intervenir.
Existen estudios que demuestran que el dolor lumbar mejora más rápidamente cuando el tratamiento incluye terapias basadas en el movimiento. Entonces, ¿por qué no intentamos primero la opción del movimiento en lugar de la cirugía? Pilates ha adquirido una gran popularidad en el cuidado de la columna lumbar, Pilates puede ser suave y desafiante al mismo tiempo, evita las fuerzas destructivas y no es perjudicial. Pilates puede ser una técnica muy útil para el tratamiento del dolor lumbar agudo cuando se seleccionan los ejercicios adecuados según la lesión del paciente.
Fase Uno: Control del dolor y orientación biomecánica
En la fase inicial del tratamiento lumbar, es necesario aprender a disociar el movimiento de la cadera respecto a la columna, de esta manera se impide que la lesión se vea constantemente perturbada por estrategias de movimiento incorrectas. Una progresión básica sería:
Footwork en el Reformer, Quadruped en el Reformer (modificado en columna neutra), Seated footwork en la Chair, Single leg press en la Chair, Spring assisted squats with springs off of the Trapeze table
Fase Dos: Incorporación de movimientos sin fuerzas destructivas
En esta fase comenzamos a mover el área de la lesión evitando las fuerzas perjudiciales que pudieran producir dolor. Buscamos ejercicios que tengan el propósito de “despertar” los músculos estabilizadores profundos (locales), como por ejemplo:
Bridging en el Reformer o mat, Spring assisted partial roll ups y roll downs en la Trapeze table, Pre-swan en mat o chair, Hamstring III en la Chair y Mermaid en el Reformer o en la Chair.
Fase Tres: Desafiar la estabilidad, movilidad y propriocepción
En esta fase, los ejercicios y su secuenciación pueden parecer más tradicionales. Debe consistir en un programa de movimientos bien equilibrado e incluir ejercicios que preparen al paciente para la realización de sus actividades funcionales y cotidianas. Si mantenemos a los pacientes en una buena forma física y con una conciencia aumentada de sus estrategias y de las posibilidades de movimiento, conseguiremos que sean personas más saludables y activas, justo como Joseph Pilates quería.